martes, 17 de junio de 2014

Hasta el azar necesita llamar la atención de vez en cuando.

He pasado bastante tiempo observándote desde la nebulosa de Orión, esa que por fortuna nadie conoce, sólo yo. Te he recordado en medio de un orgasmo fingido mientras el reloj ha dado tres vueltas a unas agujas a las que tenía en contra. Por un segundo me he olvidado de que no follaba lo suficiente bien como para que te quedases, no puedo culparte por irte con ella, es guapa y eso es innegable. Te he visto en pleno Noviembre a mediados de Junio para deshojar una margarita que sufre porque sueña con estrecharte entre sus hojas y yo lloro por no tocarte nunca más, por pensar en tus hoyuelos y porque no soy tan dura como finjo, pero te quiero un poco menos que la Luna al Sol y eso me consuela.

Eres Rem justo después de Mim, armónicamente feo pero acústicamente precioso, sólo si pones la cejilla en el segundo traste- sólo si te tomo en pequeñas dosis-. Un conjunto de conductas predeterminadas que actúan de forma ¿azarosa? Ocho millones ciento veintimil seiscientos instantes de los cuáles doscientos treinta y tres le han producido dieciocho microinfartos a mis arterias- más o menos-.

Eres la peor zorra a la que he querido, joder, con todo y con eso, no pierdo mis ganas kamikazes de estrellarme contra tu cuerpo, morir entre tus tetas y que me quieras una última primera vez con una mano entre mis piernas y otra en el corazón.


Reventaste la campana de Gauss
el efecto del azar 
y las dos desviaciones típicas que te llamaban tanto la atención de mi.


No hay comentarios:

Publicar un comentario