Amenazabas con parecerme interesante con esa cara de "voy a joderte la vida pero bien" y eso que tus ojos al sonreír decían por favor y tus dientes eran tan pulcros que daban las gracias y no eran capaces de decir tacos.
Me intimidaba incluso tu inteligencia, temía que fuese superior a la mía, pero a la vez, era lo que más me seducía de ti. Y para crear pánico, tu sentido de la honestidad, porque se parecía demasiado a la mentira, pero al fin al cabo, verdad y mentira comparten argumento, su diferencia: el punto de vista.
Le he hablado tanto a la cerveza de ti, que quiere que conocerte, le he deseado buena suerte. Tus excusas son tan malas que cuando las dices desprendes hasta ternura. Pero corazón, hablas con una que le ha dado tres vueltas a la vida y le ha tirado un beso en el camino… Mientras mi esperanza no se daba por vencida y mi ego todavía tenía la cabeza por encima de los hombros, leía poesía. Entonces, me he dado cuenta: la poesía se tiene que leer con alguien en la cama. Esta conclusión me ha pagado las siguientes cervezas.
A muchas, les prometí una tinta que se ha quedado seca y a ti, te prometo, por un honor que no tengo, escribirte en el vaho del cristal. Inhálame, inhálame mucho, inhálame tanto que lo más prudente sea que me quede a vivir en tu pecho y confúndete y en vez de inhalarme, inhámame. Sin conocerte te ofrezco media vida, ahora que tienes miedo, ahora que es todo fácil, ahora que nos sobra la ropa, nos faltan acentos y al oxígeno le falta tu combustión para ser humo.
Me intimidaba incluso tu inteligencia, temía que fuese superior a la mía, pero a la vez, era lo que más me seducía de ti. Y para crear pánico, tu sentido de la honestidad, porque se parecía demasiado a la mentira, pero al fin al cabo, verdad y mentira comparten argumento, su diferencia: el punto de vista.
Le he hablado tanto a la cerveza de ti, que quiere que conocerte, le he deseado buena suerte. Tus excusas son tan malas que cuando las dices desprendes hasta ternura. Pero corazón, hablas con una que le ha dado tres vueltas a la vida y le ha tirado un beso en el camino… Mientras mi esperanza no se daba por vencida y mi ego todavía tenía la cabeza por encima de los hombros, leía poesía. Entonces, me he dado cuenta: la poesía se tiene que leer con alguien en la cama. Esta conclusión me ha pagado las siguientes cervezas.
A muchas, les prometí una tinta que se ha quedado seca y a ti, te prometo, por un honor que no tengo, escribirte en el vaho del cristal. Inhálame, inhálame mucho, inhálame tanto que lo más prudente sea que me quede a vivir en tu pecho y confúndete y en vez de inhalarme, inhámame. Sin conocerte te ofrezco media vida, ahora que tienes miedo, ahora que es todo fácil, ahora que nos sobra la ropa, nos faltan acentos y al oxígeno le falta tu combustión para ser humo.
Fúmame la vida princesa,
que yo te espero
bebiendo cerveza.

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