lunes, 22 de diciembre de 2014

Hormona mata a Neurona.

Se me ha colado un poco de miedo en los recovecos de mis clavículas, pero no estabas tú para soplármelos, no te imaginas lo ridícula que me siento sin tu viento. Mi reflejo no me respeta desde te has ido, me ha puesto una nariz de payaso, se ha reído de mi. Y lo peor de todo es que no le falta razón. Yo pensaba que una flor podía nacer en invierno pero la verdad es que hasta Noviembre acaba resignándose al Otoño.

Quizá mi error fue pensar que eras una chica de las que se encuentran en los libros de poesía. Y no me di cuenta de que eras claustrofóbica, te daban miedo las distancias cortas. Lo cierto es que es esa clase de chica que pone ingenio entre las piernas, de las que desafina cantando una canción de tres acordes, porque las corcheas son demasiado grandes para sus manos y de las que vive en lugares mucho más fríos que ella .

Alquilé un barco por sombrero, por si esto acababa haciendo aguas, pero daba igual, al final sabía que me acabaría ahogando en la despedida. Me prometiste junto a Febrero un poco de calor, y no sé quién me ha puesto esta careta de imbécil, si tú, Febrero o yo. Sé que mi voz nunca pudo arreglar tus ganas de irte pero por si un día nos encontramos en un silencio y no se me ocurre que decir, recuerda, que tú eres la única que estaba guapa hasta vestida de inoportunidad.



Al final Diciembre lo acaba llenando todo de tristeza.

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