Como quien toma de su propia medicina
y se reconoce en otra piel distinta a la suya,
despidiéndose sin siquiera empezar
con una tozudez que no hace justicia a tanta inteligencia.
Y de la misma forma que quien habla de la vida
como si lo hubiera visto todo,
y no se equivoca
aunque en cierta forma espera hacerlo.
Aparecimos,
tú,
con la certeza de que quien con un guiño,
consigue lo que quiere
sin aditivos aparentes como el miedo.
Después de la cerveza,
contra todo pronóstico,
llegó el vino e incluso la cena,
y los intentos absurdos de acercamiento
que al final no lo fueron tanto.
Y por una vez llegó la duda
acompañando a la valentía irracional
que dan los primeros besos.
Lo cierto es que tiene demasiada cortesía,
y se reconoce en otra piel distinta a la suya,
despidiéndose sin siquiera empezar
con una tozudez que no hace justicia a tanta inteligencia.
Y de la misma forma que quien habla de la vida
como si lo hubiera visto todo,
y no se equivoca
aunque en cierta forma espera hacerlo.
Aparecimos,
tú,
con la certeza de que quien con un guiño,
consigue lo que quiere
y yo,
con la pulcritud que tiene una sonrisasin aditivos aparentes como el miedo.
Después de la cerveza,
contra todo pronóstico,
llegó el vino e incluso la cena,
y los intentos absurdos de acercamiento
que al final no lo fueron tanto.
Y por una vez llegó la duda
acompañando a la valentía irracional
que dan los primeros besos.
Lo cierto es que tiene demasiada cortesía,
para ser una mujer de tan poca palabra.
Acabando así con el amor
y sus intenciones más lascivas.
Por el miedo que da
reconocerse en otra piel.
Por el miedo que da
reconocerse en otra piel.

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